Es un placer encontrar en la variada cartelera infantil y más en vacaciones de invierno, una propuesta que rompa esa barrera, para proponer un espectáculo donde tanto los niños como los adultos disfruten a la par. "Recuerdos a la hora de la siesta" es una obra imperdible, que justamente se encuadra en este concepto; una pieza de maravillosa factura salida de la imaginación de quien, no me cansaré de decir que es un talentoso creador: Emiliano Dionisi.
El espectáculo nos invita a meternos un poco jugando y un poco soñando en el mundo poético de otra gran artista que tuvimos y que, aún hoy, nos sigue abrazando con sus letras, María Elena Walsh, imaginándonos su infancia, su reino del revés. Emiliano dibuja, llena de colores y de canciones esa infancia, cargada de la ingeniosa rebeldía de esta ocurrente María. El show es de una ductilidad y sutileza que pone en funcionamiento los mecanismos de ese universo disparatado que nos propone la historia. La riqueza de este radica en ese volar, en la imaginación infinita que comparten este joven dramaturgo, director y actor con la entrañable María Elena.
La idea de incluir en la obra varias disciplinas, me resultó francamente encantadora; no solo tenemos actores, bailarines sino que también hay títeres en varios formatos, bajo una excelente dirección de Adelaida Mangani y con diseño de Walter y Román Lamas, todos se acompañan y crean homogéneamente el espectáculo.
Desde que entramos a la preciosa sala Casacuberta del Complejo Teatral Buenos Aires, nos sorprende una escenografía espectacular, revelada unos minutos después de comenzada una ingeniosa introducción, a cargo de Dora la acomodadora, que es interpelada por María quien la llevará a recorrer su mágico mundo; donde el NO se transforma en permiso para atreverse a soñar, desde ya muy ingeniosa la trama. Esta imponente y funcional escenografía está a cargo de Gonzalo Córdoba Estévez, ¡gran trabajo!
El elenco es nada menos que maravilloso, Andrea Lovera y Gimena Riestra la rompen, sus composiciones son extraordinarias; sus personajes son los que, paradójicamente, más hacen que la platea ría y proporcionan el antagonismo exacto para la delicadeza actoral de Lucía Baya Casal. Pero cuidado que esto no termina ahí, como lo mencionara, Mariano Mazzei, Laura Silva, Belén Pasqualini, aportan toda su madera profesional y la soltura de saber lo que hacen. Luego hay cuatro actores que interpretan a los compañeros de clases de María, donde hay también un desafío en sus trabajos para lograr la inocencia y picardía necesarias: Juan Andrès Romanazzi, Mercedes Torre, Carolina Setton y Fede Fedele, quienes realizan un trabajo impecable. Como verán no podría destacar a uno sobre otro, todos ellos conforman un hermoso equipo, con experiencia en el teatro, es un placer verlos a todos juntos, gran trabajo en la elección de cada uno de ellos.
También comenté en un comienzo que, al desafío de los actores de bailar, se suma un equipo de baile propiamente dicho, bajo la alegre coreografía de Ale Ibarra, otro talentoso, ellos son; Melani Giommetti, Daniela Pérez Ibarra, Marian Belén Kadlec, Facundo Figueroa, Nicolas Esquivel y Pedro Raimondi.
En el apartado musical, arreglos y dirección, un asiduo colaborador de Emiliano, Martin Rodríguez, que logra una musicalidad llena de ritmo y fuerza con unos músicos excelentes, Dan Hakim, Gretel Cortés, Andrés Chirulnicoff, Diego Velázquez y el propio Martín.
"Recuerdos a la hora de la siesta" es un infaltable de la cartelera, podría perdurar tranquilamente luego de vacaciones, es un espectáculo completo, que supera su característica de infantil, es sumamente inteligente, conmovedor (algunas lágrimas he dejado), donde todos sus apartados son un lujo.
GUSTAVO SCUDERI