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"Cruel Intentions", el musical -MI CRITICA-

Foto del escritor: Gustavo ScuderiGustavo Scuderi

Es realmente un placer apoyar a las productoras que siguen invirtiendo en traer obras musicales de afuera, que sería complicadísimo ver de otro modo y más si sos amante de los musicales, esa alegría se multiplica.

Hace poquito Covershow nos trajo "Rock of Ages" y ahora nos trae por primera vez a la Argentina, "Cruel Intentions" el musical, basado en la película de 1999 "Juegos sexuales" de Roger Kumble, con un trío actoral que comenzaba a despegar y eran las jóvenes promesas; Reese Witherspoon, Sara Michelle Gelar y Ryan Pillippe, el director tomó la posta y creó el libro de la obra junto a Jordan Ross y Lindsay-Rosin.

Este musical que levantó telón por primera vez en Broadway en el 2015, no solo sigue siendo atractivo por su temática que juega entre la comedia y el drama subido de tono, con una historia que atrapa y entretiene, sino que lo más importante y el gancho que tiene es su repertorio musical, temas icónicos de los 90'; que excelente decisión por parte del director de la puesta local, la de mantenerlos en versiones originales. Entre el texto adaptado y traducido por Lucía Mutio, se empalman los grandes éxitos pop-rock de los años 90 como I Want It That Way de The Backstreet Boys, Sometimes de Britney Spears, Lovefool de The Cardigans o también Bitter Sweet Symphony de The Verve.

Volviendo a traer la novela epistolar de Pierre de Laclos "Relaciones peligrosas", se logra una propuesta moderna, ligera, elegante y pop a la vez, por ello la comunión con las canciones es lograda. Dos hermanastros de la alta sociedad, Sebastian y Katrhyn tienen todo a su alcance, inclusive físicamente, manipulan, juegan en pos de su beneficio y ego con todo a su alrededor. Hasta el momento que llega la ingenua Annette que hace tambalear los ideales sentimentales de Sebastian, quien por medio de una apuesta con su hermanastra desencadena una trama de especulaciones, deseos y venganzas.

Galo López tiene justamente toda la actitud, visión y proyección para dirigir estos proyectos, logrando en escena una puesta meritoria, que junto a la dirección musical de Elías Cafiero y la rigurosa, vistosa y compleja coreografías de Marina Paiz hacen que la pieza contenga las partes verbales y musicales de igual atrayente manera.

El grupo de jóvenes artistas que integran la obra, lo realizan muy bien desde la parte actoral como vocal, el protagónico de Luli Gaya y Axel Munton, como los hermanastros, esta logrado, ambos con una presencia y caudal de voz muy buenos. Naia Giuliodoro es una revelación, amén de que su personaje es el más divertido y le da más aristas para trabajar, lo logra increíblemente, tanto en la parte actoral como vocal la rompe y se lleva el aplauso instantáneo del público. Lo mismo sucede con Federico Sorrentino quien viene haciendo una carrera vistosa, en la dualidad de sus personificaciones y arrojo para llevarlas a cabo (“Afterglow”) logra un resultado meritorio. Pero tanto Valu Zapata, Esteban Merdeni, Eugenia Molto y Rodrigo Muñoz suman en el resultado de la obra, al igual que el ensamble (Daiana Nuñez, Ariadna Alegre y Matias Bruno), donde y como comentara al comienzo, las ganas y energías con que se desenvuelven todos, son fundamentales para el análisis integral de la obra.

“Cruel Intentions” el musical, se suma a la lista de los deseos cumplidos, donde se agradece la incorporación de nombres nuevos en la formación de la obra, como así también la ganas de seguir apostando en nuestro país trayendo propuestas internacionales.


GUSTAVO SCUDERI




 

 

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