Se estrenó con mucho éxito "Cuando Frank conoció a Carlitos", dentro de una nueva modalidad de coproducción entre el CTBA y productores privados. Este espectáculo deriva de un especial de Disney, destacándose por una inigualable calidad artística que lo diferencia de otros espectáculos y lo convierte en una de las propuestas actuales más interesantes en la cartelera y que además lo hace de la mano de nuestra característica y pasional música: el tango.
La reformada y preciosa sala del Teatro Presidente Alvear nos invita en 80 minutos a trasladarnos a un encuentro imaginario, a una leyenda urbana e histórica muy difícil de comprobar, pero que nos regala un momento mágico. Corre el año 1934, el zorzal criollo ofrece un recital para la NBC de New York y durante el espectáculo, un joven que lo admira y que no tiene muy en mente vivir de la música se infiltra en su camarín movido por su fanatismo hacía el gran cantante argentino; lo que ninguno de los dos sabe es que ese será el comienzo de la transformación del muchacho que, en un futuro será el inigualable, “la voz", el gran Frank Sinatra.
Partiendo de este "cuento" el espectáculo trasciende lo teatral para llevarnos a esos mundos oníricos y soñados a los que la compañía del ratón nos tiene acostumbrados, aquí en un formato teatral; pero la pieza tiene justamente la magia de ser una propuesta, no sólo para los adultos, sino un acercamiento a los jóvenes con icónicos artistas.
Los autores Raúl López Rossi y Gustavo Manuel González dibujaron una historia pequeña pero tan bien desarrollada y plasmada también por su directora, Natalia del Castillo (quien dirige la versión de la plataforma junto a Karina Insausti), que se vuelve una experiencia soberbia por la calidad artística en cada uno de los rubros de la obra. Si bien en un comienzo fue creada para el teatro, la pandemia, como tantos proyectos postergados, hizo que se convirtiera en un telefilm, pero por suerte tenemos la posibilidad de disfrutarlo en su versión original para la cual fue creada, el teatro.
La actuación de Oscar Lajad es superlativa, su Carlos Gardel es increíble, el artista se transforma en toda su amplitud en el zorzal, en un trabajo exquisito que interpela al espectador a la genuina emoción con una performance natural y conmovedora. Si bien en la otra versión, Frank era interpretado por Pablo Turturiello (actualmente protagoniza Rent) el trabajo de Alan Madanes es no menos que consagratorio; luego de su paso por el Reality "La voz" Argentina, aquí brilla y uno espera más visionados de él, derrochando simpatía, no sólo canta muy bien, sino que su actuación es muy acertada y dota a su personaje de picardía y timidez muy adecuadamente. También forma parte del elenco con una tonalidad propicia para el teatro musical y de muy buena postura escénica, Antonella Misenti.
Usando un lenguaje que mezcla el lunfardo tan típico del tango con sus características terminologías, el italiano y el inglés (muy bien resuelto con la traducción en vivo), la propuesta se vuelve un espectáculo que tranquilamente puede representarse en el resto del mundo en especial ¿por qué no? en Broadway.
El cuerpo musical y de baile es eximio, el primero dirigido por Nico Posse, el segundo con las vistosas y magnificas coreografías de Verónica Pecollo, ejecutadas bellamente por Victoria Galoto, Ale Andrian y Juan Mendé Jey.
También merecen mención: el logradísimo y eficiente diseño escenográfico del siempre notorio Gonzalo Córdoba Estévez, que con un simple mecanismo y sin necesidad de grandes desmontes, logra encuadrar diversas escenas, la iluminación de Ariel Gato Ponce y el elegante vestuario de Analía Morales y Jorge López.
“Cuando Frank conoció a Carlitos” es una propuesta invalorable, por su calidad artística y por lo que representa para nuestro teatro y país, que tranquilamente puede romper fronteras por su lograda construcción dramatúrgica y por dos artistas en estado de gracia, lejos un imperdible de la cartelera porteña.
GUSTAVO SCUDERI