"El arte de esgrimir" -MI CRITICA-

Hay autores y/o directores que poseen la bendición, musa o marca de una visión propia y Emiliano Samar es uno de ellos. Sus propuestas nos cobijan ya entrando a la sala, el clima que se apropia de estas es de delicadeza, detalles que no deja pasar y uno como espectador lo agradece, ya que no sólo entran por la vista sino también nos movilizan y nos transportan a esos universos.

Este es también el caso, por supuesto, de la logradísima, "El arte de esgrimir"; donde este artista plasma con cierta libertad y sin que deje de ser el núcleo de la narración, un curioso acontecimiento: el último duelo de espadas qué se dio en nuestro país (Monte Chingolo) y que, sorprendentemente, fue hace poco, ¡en 1968!

Tomando este detalle de color, esta anécdota para nada simple y con su imaginario siempre latente, Emiliano, toma el hecho y se lo presenta al dramaturgo Enrique Papatino, quien realiza una pieza con el suceso en sí, pero dramatizándolo en la noche anterior al mismo, cuando el periodista que se bate a duelo se "despide" de su mujer. La dramaturgia está muy lograda, donde el autor traslada al texto, no solo la acción en el campo del duelo, sino también a la propia relación, vínculo de nuestros protagonistas. Es una de esas piezas, al igual que el resto de las propuestas del director, redondas, hay momentos de humor, de introspección y emotivos.

Los aspectos técnicos por los que optó Emiliano son sencillos, sumamente delicados pero muy efectivos: la iluminación (Malena Miramontes Boim), el logrado diseño escenográfico (Carlos Di Pasquo) y la siempre exquisita musicalización.

El dúo protagónico que se bate a duelo es estupendo, poco había visto de sus trabajos anteriores, logrando una química escénica magnética, impecable. Yamila Ulanovsky con una fuerza interpretativa arrolladora, su pisada y presencia escénica son sumamente atrayentes; al igual que Mateo Chiarino con una interpretación fluida, segura, cautivante. Ambos no solo actúan, sino que también tienen unos cuadros de coreografías qué unen su lenguaje corporal con el del texto magníficamente.

"El arte de esgrimir" es una joyita del teatro independiente, que se hace con mucho amor y respeto no sólo hacia el espectador, sino que también al arte de narrar.

GUSTAVO SCUDERI