De la dupla creativa Asensio y Luttini, llega una nueva propuesta que continúa con la temática de la salud y los vínculos que se generan en especial con el que acompaña a quien padece algún tipo de enfermedad, que actualmente se observa como un síndrome psicológico y que empieza a tenerse más en cuenta. Aquella vez fue "La casa oscura", interpretada por Mariela y Maruja Bustamante, que abordaba en forma de documento la salud mental; ahora con "El cuerpo anímico", Mariela retrata su propia experiencia con la enfermedad que atravesó su madre en un lapso de 8 años, y por supuesto, como repercutió en su vida.
Las propuestas de Mariela son características de su escribir, entre drama, acidez, en los momentos oportunos calidez y ¿porque no? utilizando el humor. Los diálogos que escribió, que se desprenden de la diaria, son creíbles, no impostados; son conversaciones e interacciones verosímiles, que suceden entre madres e hijas cotidianamente.
La catarsis que hace la autora se condice con la posible del espectador, en esa unión o justamente vínculo que se genera entre la pieza y el espectador está el punto fuerte de la propuesta; el público responde ante todas las situaciones que proponen, muchas veces con la risa cómplice y tantas otras con genuina emoción.
La dupla protagonista está sumamente plantada y demostrando una gran química, que placer da ver no solo a la estupenda Mariela, que maneja todas las emociones en escena, sino también a Cristina Maresca quien, con naturalidad y frescura, interpreta a la madre de una manera adorable.
El título de la obra es muy sugerente y oportuno, "El cuerpo anímico", enfocándose en como observarlo, estudiarlo o incluso tratarlo; reitero, no sólo apuntando al del enfermo sino también al del que acompaña, quien cuida de la mejor manera posible o como mejor le sale a su ser querido.
Un texto dinámico, al igual que la puesta, con una atrayente dirección de Paola Luttini y unas actuaciones destacadas, hacen de la obra una propuesta interesante y recomendable.
GUSTAVO SCUDERI
