Es realmente asombroso que una pieza fundamental en la trayectoria de Pacho O'Donnell, estrenada en el teatro Payró en 1975, hoy siga siendo controvertida, desafiante y actual. "Escarabajos" fue una grata sorpresa para mí, que la veía por primera vez y ni me puse a analizar en ese momento que era la primera obra que se ponía en escena de este reconocido dramaturgo. Y si uno analiza que la misma se estrenó en una época oscura de la Argentina, tratando temas como la violencia, no sólo física, la corrupción y el abuso es realmente llamativo.
Marta y Oscar son un matrimonio que, en su aparente comodidad, disfrutan de un pasar muy holgado; detrás de la ropa elegante y sensual de ella y postura aburguesada de él sobrevuela un pasado y un presente enfermos, donde prevalece internamente la violencia doméstica, un hijo que bien no sabemos si está de viaje, vivo o muerto (no conviene revelar más porque es parte de su desenlace y mucho tiene que ver con su título) y la presencia de Rubén, un joven apocado que es objeto de deseo y manipulación de ambos.
El trabajo que realiza Victoria Onetto es brillante, uno de sus mejores papeles y realización, la verdad salí sorprendido con su performance que exuda una sensualidad de buen gusto y matices que marcan los diversos estados por los que va pasando su personaje. Su presencia es permanente en toda la duración de la obra, eso también es motivo de elogio, al igual que las diferentes acciones que la pieza le demanda, muchas de ellas jugadas. Nelson Rueda, siempre con su aplomo actoral en escena, aquí le aporta oscuridad y dureza a Oscar; sus miradas, en especial a la platea, hablan de un trabajo interno que explota hacia un final claramente violento. El joven Eloy Rossen es una grata sorpresa, primera vez que lo veo y al dar sus primeros pasos demuestra que tiene un futuro promisorio; sus escenas junto a Victoria, de alto contenido sensual, los resuelve excelentemente ante la experiencia de tal artista.
La dirección de Juan Manuel Correa le da un toque de modernidad teatral que supera cualquier límite temporal, una puesta muy bien resuelta al contar con un escenario no muy grande y la proximidad del público, otro punto muy meritorio del elenco también.
La música en vivo de Nacho Esbó, que aporta el clima a las escenas con sonidos contemporáneos, es otro aspecto más a marcar y valorar.
"Escarabajos" es de esas obras que uno no imagina que vieron la luz en ese tiempo que las vio nacerlo cual es de felicitar; pero también el resultado actual es llamativo, no solo por su temática sino también por un elenco entregado y muy logrado. Por todo ello, y sabiéndose que el teatro independiente es a pulmón, recomiendo su visionado y que llenen la sala como la función que presencié.
GUSTAVO SCUDERI