¿Es acaso "La heladería" un bio-drama? De cierta manera sí lo es, bio porque se basa en la vida de su protagonista y dramaturga, Ana Scannapieco, quien utilizó su propia historia y en especial la de la empresa familiar para diagramar y armar, justamente, el drama. Pero lo que debo resaltar es que no lo hace desde el lado dramático, quizás si melodramático, sino desde lo cálido y ameno. Es una de esas obras que me gusta denominar blancas, feel Good; piezas con una historia amable, con un mensaje y final aleccionador, provocando en el espectador un estado de optimismo, de calma.
Ya desde este punto de vista "La heladería" es atractiva, también me gustó la combinación en la historia de la creación de la marca, su trayectoria dentro de la historia argentina, el aporte de los inmigrantes muy bien desarrollada, el don de la protagonista en la actuación y el universo del teatro independiente, en esos aspectos y su mezcla la obra gana muchísimo.
Con una puesta simple pero suficiente para la narración, bajo la dirección de Lisandro Penelas, quien supo remarcar esos momentos donde lo lineal debe levantar vuelo con detalles o situaciones realmente logradas, divertidas e ingeniosas.
Protagonizada por Ana, a quién no había visto nunca en escena, con un don natural que se ajusta perfectamente a la historia; el nivel actoral siempre presente en Boy Olmi, ideal para estas obras y la frescura, versatilidad, verborragia de un impecable Pablo Fusco, quién es el que más juega con los personajes.
"La heladería" es una de esas obras que uno recomienda con su adecuado día de presentación, domingo a la hora de la "merienda", sabiendo que es muy poco probable que deje a alguien sin querer probar, el misterioso sabor del "limón".
GUSTAVO SCUDERI
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