La magia del teatro hace que surjan obras que acumulan buenas críticas y el público acompaña, más meritorio aún es cuando se presentan en el off y si bien sus actrices, tienen una gran participación en el ámbito teatral no necesitan de la popularidad para convocar, esto acentúa más la riqueza de una pieza.
"La paciencia, fatídica sindical" aborda su segunda temporada en el teatro "Camarín de las Musas", epicentro de reunión de teatreros en busca de propuestas de su gusto, con la seguridad de que allí las encontrarán. Esta obra posee ese registro o clima que tanto me llama la atención: el humor social, irónico, que a través de la risa relata temáticas de profunda concientización social, en este caso la salud pública. Así Macarena García Lenzi, guionista, dramaturga, directora de cine y teatro, nos da una pieza que es sumamente descabellada, punzante y oportuna.
En un centro de cuidados intensivos y enfermos terminales, se encuentran trabajando dos enfermeras del turno noche, en un momento de reclamo sindical por sueldos paupérrimos y condiciones laborales precarias; durante su guardia cometerán un error fatal y ante la irreversibilidad de la situación, caen en la desesperación hasta que llega su jefa, quien estaba en plena manifestación.
En ese límite entre la vida y la muerte, la contemplación del ser humano y sus reacciones, la pieza de Macarena se torna más oscura, para poner al espectador en la posición de reírse ante situaciones muy bizarras, pero no por ello menos ciertas.
El trío actoral es maravilloso, es un deleite verlas transitar el texto y cada una con una arista que las distingue y las potencia en su interpretación: Noelia Prieto, Valeria Giorcelli y Karina Elsztein, están cautivadoramente ¡brillantes!
"La paciencia, fatídica sindical" ya es un suceso con entradas agotadas, con el destino de volverse un clásico lo cual festejo, ya que con su desenfreno y su desfachatez denuncia una problemática que no nos deja indemnes, apoyado por unas actrices en estado de gracia y una joven directora que tiene un futuro enorme.
GUSTAVO SCUDERI