"Mary para Mary" tiene en su rotunda protagonista un imán de atracción para su visión, a veces sucede que, el nombre de un artista nos moviliza a ir al teatro o bien para elegir una película en cartelera, es este el caso, pues Eleonora Wexler es un sí a pleno.
Se valora también muchísimo que el teatro, a través de la dramaturgia, nos haga conocer personajes relevantes de la historia, que marcaron hitos, Mary Wollstonecraft es uno de ellos. Pionera y defensora del feminismo, quien supo ser una gran escritora tanto en su época, como valorada en la actualidad. Hay un dato de color en la pieza y en la dramaturgia de Paloma Pedrero, con un final muy alto, cuando aparece el nombre de su hija, Mary Shelley, también una adelantada a su época, quién concibiera la novela gótica por excelencia: "Frankestein". En ese lapso donde hereda, transfiere el amor y la pasión por las letras a su hija, la obra se vuelve grande, pero justo termina.
Dirigida muy sutilmente por Marcelo Moncarz quien logra una puesta, junto al diseño de escenografía de Micaela Sleigh, grandilocuente. Felicitaciones para Micaela que rodeó a Eleonora de un ambiente propicio para la historia y que me encantó, gran escenografía.
¿Qué decir de Eleonora? Es una de las actrices de su generación más dúctiles, sus registros, sus matices, son una delicia. No sólo triunfa en lo que hace, ya que trabaja tanto en televisión, como en teatro y el cine de una manera muy solvente, sino que desprende una calidad y humildad casi nulas en este ambiente.
GUSTAVO SCUDERI