"Rufianes" regresa en una nueva temporada con cambios en su elenco, repitiendo algunos y otros representando otros papeles. Ya pasaron varios años desde que vi la primera temporada que, cosechó menciones y muy buenas críticas.
Se trata de una creación exclusivamente nacional, lo cual festejo, que esconde en su título la ferocidad del talento que se ve en escena. Cada aspecto del musical está muy bien logrado y no encuentro fisura alguna, al punto de que su visión en este 2024 y sus 100 minutos de duración, fueron placenteros y nunca dejaron de entretenerme.
Bajo una idea de Juan Ignacio López, Juan José Marco y Marcos Rauch quienes tomaron, cada uno de ellos, una disciplina y la dotaron de su talento, logrando destacarse; sin olvidarnos de que no es un musical de afuera, lo que a veces asegura una atracción extra.
El trabajo y la creación de Juan José Marco son extraordinarios, los cuadros coreografiados son estupendos, las figuras que se arman entre los artistas en escena son visualmente bellísimas. Acompañadas con la musicalización de Juan Ignacio López, con ritmos muy nuestros, rioplatenses, sin ser un musical plenamente de tango. También mucho de su logrado resultado se debe a las letras de Luis Longhi y el libro de Marcelo Camaño que en ningún momento se olvidan del peso del texto, de lo que se dice y canta.
Para que la maquina funcione y todos estos elementos se unan y el numeroso elenco se ensamble correctamente, es necesaria la visión unificadora de quien dirige, gran trabajo de Marco Rauch.
La dramaturgia es novedosa, no muy retratada en el teatro, en el contexto de la mafia de los años 30 en nuestro país y protagonizada por inmigrantes que llegaban a la Argentina en busca de mejorar; con un triángulo amoroso pasional, prohibido y con claros atisbos de tragedia.
El trio de esta pasión, está interpretado maravillosamente por el siempre brillante Nacho Pérez Cortés, quien ya había participado en la otra temporada, pero en otro papel; claramente creció muchísimo y es un artista tan completo que es un placer verlo en escena. Primera vez que veo a Daiana Fernández y es estupenda, su voz, su movilidad corporal y presencia escénica son a tener presente y lo mismo sucede con Felipe Paissanidis, dando su toque de sensibilidad interpretativa.
Micaela Romano, con una fuerza arrolladora (es necesario una Micaela en todo musical), con un caudal de voz y de interpretación infinitos, descolla. Leo Trento, personificando al capo de la mafia, repitiendo papel, en una actuación destacable, ya que es justamente un trabajo de personificación perfecto el que hace y muy celebrado. Pero repito que todo el elenco y el ensamble, está perfecto, ya que este tipo de obra a todos ellos les demanda mucha preparación, no solo quizás en su disciplina, aquí no solo deben bailar, sino cantar e interpretar; sería injusto resaltar a uno sobre otro, pero como ejemplo me gustaría mencionar la participación del talentoso Gonzalo Gerber y animándose muchísimo, la de la joven Morena Sánchez, luego de su paso por un mediático programa, impecables en el baile.
Una mención también muy especial a la iluminación que, junto a los cuadros coreográficos mencionados, son postales soñadas; y cuyo diseño es de Leandro Fretes, como también al vestuario de Nélida Bellomo y al maquillaje y peinado de Coni Montin.
“Rufianes” es una obra que entra por todos los sentidos y que, en su completitud creativa y artística encuentra el óptimo resultado.
GUSTAVO SCUDERI
