Muchas veces comenté y en especial es mi filosofía de vida, que el arte sana, trasciende, donde se puede realizar una catarsis no sólo en el escenario, sino que también desde la platea.
Volvió "Seré" y mi reacción primaria fue exclamar ¡Gracias!, ya les digo y recomiendo que no se la pierdan ya que se trata de un documento necesario, un símil docuficción, en el que se presencian muchas capas. No solo es la representación textual del testimonio que dio Guillermo Fernández en el juicio a las juntas en 1985, un detalle minucioso de lo sucedido en su secuestro y posterior fuga de la Mansión Seré, sino que también la construcción escénica del inmenso Lautaro Delgado Tymruk, que utilizando el término moderno del lip sync, la sincronía de los labios con lo vocal también conocido como fonomímica, reproduce este fuerte, duro y necesario testimonio. Por supuesto no es una narración lineal, sino que en su representación hay viñetas creativas y una dedicación al detalle que sorprende. Una pieza artesanal, la puesta que realiza junto a su mujer, Sofia Brito que en conjunto dirigen y escriben es, ante tal atroz acontecimiento, didáctica.
"Seré" es una curiosidad en la cartelera y utilizo este adjetivo porque no hay otra obra igual o no recuerdo haber visto otra que se tome esta temática con respeto, cuidado y que lo canalice a través del arte. Sumamente detallista, con una visión puesta en la construcción y recreación del hecho, donde la iluminación de Ricardo Sica es también protagonista. Perdón lo reiterativo, pero deseo que esta obra siga rodando y llegue a la mayor cantidad de espectadores posibles, pues es un documento nuestro, fuerte, que no se debe olvidar, porque como bien dice la misma: “Hoy el verdugo está dormido, pero en cualquier momento puede volver”.
GUSTAVO SCUDERI
