"Una" que, presenta su cuarta temporada en el Teatro Timbre 4, es una propuesta fiel a sus elementos, un exquisito monólogo que desarticula el "yo" de una persona. Versión libre de la novela "Uno, ninguno y cien mil" del italiano Luigi Pirandello, un especialista en relatos cortos que sabe tratar y llevar el ámbito del psicoanálisis al teatral de una manera se podría definir como didáctica, sin dejar de lado la profundidad del ser humano.
Esta obra, versionada y dirigida por Giampaolo Samá, fue galardonada en diversos festivales y países, no sólo a ella misma sino también a su director y a su rotunda y brillante protagonista, Miriam Odorico.
La pieza, en mi opinión, representa la descomposición del "uno" amén de la historia que retrata la misma sobre la protagonista, que un día necesita saber quién es y dejar de ser lo que los demás ven en ella. En ese descubrimiento se van deconstruyendo sus personalidades, o, mejor dicho, su propio yo que contrasta con la mirada del otro, con la demanda que siente del exterior para ser.
Es maravilloso ver el trabajo y la desarticulación de Miriam, es sublime lo que realiza, pasando no solo por diferentes estados sino interpretando diversos personajes con distintos tonos de voz y posturas. La pieza es muy demandante en este aspecto y no cualquier artista podría hacerlo ya que hacer convivir en escena a varios personajes con sus atributos y el propio de la protagonista no es tarea sencilla y no nos olvidemos que además debe generar empatía con el espectador y hacer que la narración sea clara, un trabajo apoteótico
La obra merece la mayor exposición posible, ya que representa un dilema que nos representa y arma como ser pensante e individual; ir dejando de lado las máscaras, para al final encontrar nuestra propia esencia, nuestro propio ser, sin que sea demasiado tarde.
Bajo una delicada y detallista visión del director, que se une a la minuciosa y sentida interpretación de la actriz, haciendo que "Una" sea una propuesta imperdible.
GUSTAVO SCUDERI